A la hora de “prescribir” las intensidades de entrenamiento, podemos hacerlo de diversas maneras, cada una de ellas con sus características propias y sus limitaciones.
El objetivo del entrenamiento es crear un estado de “stress” concreto (intensidad), que se traduce fundamentalmente y de forma genérica en 3 aspectos:
- Una frecuencia cardiaca dada, por el hecho de tener que hacer llegar el “suministro” de oxígeno a donde sea necesario.
- Una velocidad de desplazamiento para crear ese estrés, y,
- Una sensación subjetiva de esfuerzo, que nos genera ese nivel de actividad.