Se ha hablado mucho y sigue
estando en primera línea el tema de la importancia del consumo de oxígeno en
relación a la práctica deportiva. Y en verdad que es una cuestión capital en
relación al rendimiento deportivo, pero en parte sobrevalorado.
Para mantener las células vivas,
en actividad, éstas requieren de la presencia de oxígeno para realizar la
mayoría de los procesos que en ella discurren. Por tanto, cuanto mayor actividad
celular, mayores requerimientos de oxígeno se tendrán.
A partir aquí surgen 2
situaciones:
1.- ¿Qué cantidad de oxígeno
necesita cada sujeto para realizar un trabajo concreto?
2.- ¿ Cuál es la máxima cantidad
de oxígeno que un organismo es capaz de aprovechar?
De la primera pregunta formulada,
cantidad de oxígeno que se requiere para la realización de un trabajo en
concreto, se desprende el concepto de la economía
de trabajo. Será mejor gastar menos que más oxígeno para una actividad, en
el caso del deporte, p.e. para ir una velocidad dada, ya sea corriendo, en
bici, remo, nado, etc.
Su mejora va a depender de
distintos factores, todos ellos interrelacionados:
- Técnica
- Tono muscular
- Aprovechamiento adecuado de los sistemas
energéticos más “económicos” (grasas-carbohidratos en vía aeróbica).