Se ha hablado mucho y sigue
estando en primera línea el tema de la importancia del consumo de oxígeno en
relación a la práctica deportiva. Y en verdad que es una cuestión capital en
relación al rendimiento deportivo, pero en parte sobrevalorado.
Para mantener las células vivas,
en actividad, éstas requieren de la presencia de oxígeno para realizar la
mayoría de los procesos que en ella discurren. Por tanto, cuanto mayor actividad
celular, mayores requerimientos de oxígeno se tendrán.
A partir aquí surgen 2
situaciones:
1.- ¿Qué cantidad de oxígeno
necesita cada sujeto para realizar un trabajo concreto?
2.- ¿ Cuál es la máxima cantidad
de oxígeno que un organismo es capaz de aprovechar?
De la primera pregunta formulada,
cantidad de oxígeno que se requiere para la realización de un trabajo en
concreto, se desprende el concepto de la economía
de trabajo. Será mejor gastar menos que más oxígeno para una actividad, en
el caso del deporte, p.e. para ir una velocidad dada, ya sea corriendo, en
bici, remo, nado, etc.
Su mejora va a depender de
distintos factores, todos ellos interrelacionados:
- Técnica
- Tono muscular
- Aprovechamiento adecuado de los sistemas
energéticos más “económicos” (grasas-carbohidratos en vía aeróbica).
Respecto de la segunda, la máxima
cantidad de oxígeno que el organismo es capaz de aprovechar, vendrá determinada
por el llamado “Consumo máximo de
oxígeno” (VO2 max), que es la máxima cantidad de oxígeno que
nuestro organismo es capaz de aprovechar para sus procesos celulares. Llegado
un punto, aunque aumentemos la cantidad de veces que respiramos, o la cantidad
de litros de aire por minuto que introduzcamos en nuestros pulmones, este
consumo de oxígeno ya no aumenta.
Se trata de un valor que en gran
medida está determinado genéticamente, pero que se puede desarrollar a través
del entrenamiento en un 15-20%, no más.
El consumo de oxígeno va a
depender fundamentalmente de distintos sistemas:
- Pulmonar
- Cardiaco
- Sanguíneo
- Muscular
¿Cómo puedo medir el consumo de oxígeno?
La única forma precisa de medirlo
es por métodos directos, esto es, en relación a la intensidad de esfuerzo
realizado, medir la diferencia entre el oxígeno que se inspira y el que se
espirara (se expulsa). Esta diferencia será el oxígeno que se queda en nuestro
organismo para cubrir las necesidades metabólicas celulares. Esta técnica se
llama ergoespirometría.
Para ello se requiere disponer de
un equipamiento específico (analizador de gases) que no es precisamente
económico, aparte de que permite medir a un solo sujeto cada vez, en un entorno
suficientemente estándar.
¿Alternativa de campo?
Para la valoración de la economía
de trabajo, ninguna exacta. En todo caso, de forma estimativa, por
determinaciones de ácido láctico en sangre.
Para la valoración del máximo
consumo de oxígeno, hay distintas fórmulas en la literatura, que aplicadas,
manteniendo el protocolo de valoración para las que fueron ideadas, permiten
una aceptable estimación de ese
consumo máximo de oxígeno, a partir de la velocidad desarrollada y/o distancia
recorrida, según el protocolo de medición que se aplique.
Y, ¿es tan importante ese consumo máximo de oxígeno?
Pues sí, y no.
Sí, porque permite valorar el
potencial de una persona, incluso sin que ésta haya todavía desarrollado todas
sus cualidades.
No, porque para la mayoría de las
disciplinas deportivas (todas las que duren más de 10 minutos), el consumo de
oxígeno máximo es sólo un valor de
referencia, el máximo absoluto, lo importante será qué partido se le saca,
esto es, donde se registran los umbrales, aeróbico y anaeróbico, que son los
que nos dan la verdadera medida de cuál es nuestra “velocidad crucero” para
distintas distancias.
Por aplicar un símil
futbolístico, el consumo máximo de oxígeno (potencia aeróbica) sería el tamaño
del balón, y los umbrales, lo hinchado que está. Y esta última cualidad
(capacidad aeróbica) será al final la realmente determinante en disciplinas
aeróbicas.
muy interesante, Luis estas hecho un mounstro
ResponderEliminarTodos estos valores no los podemos conseguir con una prueba de esfuerzo correctamente hecha?
ResponderEliminarTodos estos valores no los conseguiríamos con una prueba de esfuerzo correctamente efectuada? Y con estos valores podríamos configurar un entrenamiento adecuado?
ResponderEliminarHola Javier. La prueba de esfuerzo (como dices, bien hecha, con determinación de gases y lactato, protocolo de esfuerzo adaptado a la especialidad deportiva, etc.), es un elemento esencial y principal dentro de la valoración del deportista, pero no se deben olvidar otras valoración como una analítica de sangre, una valoración del aparato locomotor (pies-rodillas-espalda, elasticidad, etc.), o en su caso una ecocardiografía. Todo ello va a ayudar a establecer un cuadro lo mas preciso de como se está, y por donde se puede mejorar, y cómo. Un saludo
EliminarMuchas gracias de nuevo por tu gran aportación Luís. Son cuestiones que normalmente los deportistas profesionales tienen que conocer, pero que los que no están a ese nivel deben tener esa información para no tener un sobreentrenamiento innecesario o una carga descompensada.
ResponderEliminarYo llevaba 9 años contigo realizando las pruebas de esfuerzo anuales, pero mi problema es que estas solo las pueden entender los preparadores físicos de que disponía y por desgracia, teniendo todos los datos que tengo, yo no alcanzo a comprender los parámetros. Uno de ellos es el del VO2 máx.
Gracias por tus artículos.
Un saludo.